PAPEL DE LOS PROBIÓTICOS EN LA LECHE MATERNA Y EN LAS FÓRMULAS

Rosaura Leis
Dra. Rosaura Leis
Coordinadora de la Unidad de Gastroenterología, Hepatología y
Nutrición Pediátrica del Hospital Clínico Universitario de Santiago.
Coordinadora del Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la
Asociación Española de Pediatría (AEP)

¿Qué son los probióticos?

Los probióticos son microorganismos vivos con capacidad para modular nuestra microbiota intestinal, con efectos beneficiosos para la salud, al favorecer el crecimiento de bacterias beneficiosas.

La microbiota intestinal es un conjunto de gérmenes que habitan en nuestro intestino en simbiosis, en una relación de ayuda o apoyo mutuo con el organismo. Estudios recientes ponen de manifiesto que un desequilibrio tanto en la composición como en la distribución o en el metabolismo de esta microbiota, que es lo que se conoce como «disbiosis», se asocia con un mayor riesgo de múltiples enfermedades en la infancia, la adolescencia y la edad adulta. Así, se observan alteraciones en la microbiota en enfermedades autoinmunes como la enfermedad celíaca, la diabetes mellitus tipo I y la enfermedad inflamatoria intestinal; en enfermedades alérgicas; en el síndrome del colon irritable; en enfermedades metabólicas como la obesidad y la diabetes tipo II; en infecciones bacterianas y en el cáncer colorrectal, sin saber en realidad si esta disbiosis es causa o consecuencia de la enfermedad.

¿Existen probióticos en la leche materna?

Hasta hace poco tiempo, la leche materna se consideraba un alimento estéril, libre de gérmenes. Incluso los primeros gérmenes analizados se identificaron como posible contaminación a partir de la piel de la madre. Sin embargo, hoy sabemos que la leche de mujer, que es el alimento ideal para el lactante en exclusiva hasta los 6 meses de edad tal y como recomiendan las organizaciones científicas, es un alimento simbiótico que contiene probióticos (microorganismos) y prebióticos (oligosacáridos).

Debemos tener presente que la leche de mujer es el gold standard (el modelo a seguir) para la elaboración de las fórmulas adaptadas. Además de nutrientes, contiene compuestos bioactivos, que favorecen el crecimiento y desarrollo óptimo del niño, el desarrollo y maduración del sistema inmunitario, y el desarrollo cerebral desde el intestino.

La leche materna contiene células y fragmentos bacterianos viables y no viables. Si bien inicialmente se creía que para que un probiótico tuviera efectos sobre la salud era necesario que estuviese vivo y llegase así a nuestro intestino, estudios recientes ponen en evidencia los efectos beneficiosos de los posbióticos, fragmentos bacterianos viables y no viables y sus metabolitos. La microbiota de la leche de mujer está dominada por Streptococcus, Bifidobacterium, Staphylococcus y Propionibacterium.

El papel de estos probióticos es fundamental en el desarrollo de la microbiota, ya que en el análisis de las heces del lactante observamos microorganismos más similares a los presentes en la leche de mujer que a los del canal del parto. Esto sugiere que tiene un efecto mayor el tipo de alimentación recibida (lactancia materna o fórmula adaptada) que el tipo de nacimiento (parto o cesárea).

mujer haciendo masaje al bebe

¿Cuál es el papel de los probióticos de la leche materna?

La microbiota intestinal modula la formación de hueso (densidad ósea), los depósitos de grasa, la formación de vasos sanguíneos, la inmunidad y el funcionamiento neuronal; protege frente a patógenos; favorece las defensas del organismo y las funciones de digestión y síntesis de vitaminas y aminoácidos, y participa en el metabolismo de medicamentos. Por todo ello, los microorganismos que favorecen un buen desarrollo de la microbiota intestinal van a colaborar a un mejor desarrollo y salud del lactante.

¿Existen diferencias en la microbiota intestinal entre un lactante alimentado con leche de mujer o alimentado con fórmula adaptada?

Rotundamente sí. Los niños alimentados con leche de mujer tienen un ambiente intestinal más rico en oligosacáridos (prebióticos), lactoferrina, inmunoglobulinas, lisozima y nucleóticos, y bajo en hierro y caseína, por lo que su flora predominante está compuesta por bifidobacterias y lactobacilos, mientras que los niños alimentados con fórmula tienen un ambiente intestinal rico en hierro y desprovisto de lactoferrina, lisozima, nucleótidos y anticuerpos, por lo que su microbiota intestinal es más compleja, compuesta por bifidobacterias, bacteroides, clostridios y estreptococos. Esto último favorece un crecimiento mayor de patógenos.

mama dando el biberon al bebe

¿Son todas las fórmulas iguales? ¿Cómo podemos mejorar la fórmula?

No todas las fórmulas son iguales. En la composición de la fórmula adaptada debemos buscar la mayor similitud con la leche de mujer. Por tanto, el aporte de componentes bioactivos, prebióticos y probióticos es una de las líneas en las que se debe trabajar.

Buscando esta semejanza, las fórmulas han incorporado y van incorporando compuestos bioactivos, microorganismos o probióticos, posbióticos o metabolitos resultantes de estos probióticos y oligosacáridos o prebióticos, así como minerales y vitaminas.

Estas fórmulas adaptadas han demostrado su seguridad para el uso en lactantes, permitiendo un desarrollo y crecimiento óptimos, y observando un menor número de infecciones y cambios en la consistencia y frecuencia de las heces en el lactante frente a fórmulas no suplementadas. Sin embargo, son necesarios más estudios con metodología similar, con distintas dosis y géneros, especies y cepas, y una evaluación a largo plazo que nos permita recomendar una fórmula más que otra.

Ante la alta prevalencia de las enfermedades no transmisibles, que son hoy la principal causa de morbilidad y mortalidad en el mundo, la modulación de la microbiota con bióticos, como probióticos, prebióticos y posbióticos desde los primeros 1000 días de vida (periodo fetal, primer año y segundo año), se presenta como una ventana de oportunidad para la prevención. Diseñar fórmulas adaptadas con una composición lo más similar posible a la leche de mujer para cuando la alimentación con esta no es posible, y comparar sus efectos a largo plazo, debe ser un objetivo prioritario.

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