OLIGOSACÁRIDOS DE LA LECHE MATERNA (HMO) Y SU PAPEL EN LA DEFENSA FRENTE A LAS INFECCIONES EN EL BEBÉ

Dr. José Manuel Moreno Villares
Director del Departamento de Pediatría.
Clínica Universidad de Navarra. Madrid

¿Qué son los HMO?

El interés en conocer la composición de la leche materna y sus efectos beneficiosos para la salud se remonta a finales del siglo XIX, tras comprobar que los bebés amamantados registraban una supervivencia mayor y un menor número de infecciones gastrointestinales y respiratorias que los que no recibían lactancia natural. Fruto de estos estudios iniciales fue el descubrimiento de que su microbiota intestinal era rica en bifidobacterias y lactobacilos. Ese efecto se atribuyó a que la leche materna contenía un factor favorecedor del desarrollo de esa microbiota, que se denominó «factor bífidus». No fue hasta mediados del siglo pasado cuando se pudo identificar ese factor con una fracción de hidratos de carbono presente en la leche, que se denominaron oligosacáridos de la leche humana (human milk oligosaccharides [HMO]).

Los HMO son moléculas de azúcar complejas que representan el tercer componente en cantidad de la leche materna, después de los lípidos y la lactosa. En la leche materna están presentes en cantidades comprendidas entre 5 y 15 g/L en la leche madura, y entre 20 y 24 g/L en el calostro. Existen más de 160 tipos, que se diferencian por su estructura química, pero solo 50 representan el 99 % de los HMO presentes en la leche humana. Se sintetizan en la glándula mamaria a partir de la lactosa (el azúcar de la leche), a la que se van añadiendo otros azúcares simples y moléculas más complejas, como el ácido siálico. Entre los oligosacáridos más abundantes se encuentra la 2'-fucosil-lactosa (2'-FL), conocida por su capacidad para proteger frente a las infecciones y favorecer el desarrollo del microbioma intestinal.

Aunque en la leche o en el calostro de otros mamíferos también existen estos azúcares complejos, la cantidad, la estructura y la variedad de los HMO de la leche de mujer son muy superiores.

¿Existen diferencias en la leche de las mujeres?

Tanto la composición como el número de HMO presentes en la leche materna son individuales y únicos e, incluso, varían en una misma madre a lo largo de la lactancia, con una mayor concentración en las etapas iniciales (sobre todo en el calostro). También se ha observado que la leche de las madres con hijos prematuros contiene concentraciones más elevadas de estos hidratos de carbono.

Sin embargo, la mayor variabilidad en el contenido en HMO entre distintas mujeres radica en un factor genético: el contenido varía en función de la capacidad de unas enzimas presentes en la glándula mamaria, responsables de la producción de estos azúcares complejos. La concentración y la diversidad de estos azúcares presentes en la leche materna también son distintas según la región geográfica y la etnia. En nuestro medio, el 80 % de las mujeres tienen capacidad de secretar estos compuestos bioactivos.

mama amamantando a su bebe

¿Qué papel desempeñan los HMO en la defensa inmunológica del lactante?

Estos hidratos de carbono tienen un efecto positivo en la salud de los lactantes: son prebióticos naturales, es decir, favorecen la formación de una microbiota intestinal sana, protegen frente a las infecciones virales y bacterianas, contribuyen a la maduración del sistema inmunitario y fomentan el desarrollo cognitivo.

Los HMO son resistentes al ácido del estómago y a la digestión, absorbiéndose solo un pequeño porcentaje en el intestino delgado y llegando en gran cantidad al intestino grueso, donde actúan como alimento para las bacterias colónicas, sobre todo para las bifidobacterias. Por ese motivo se denominó a los HMO como «factor bifidogénico».

La segunda función claramente establecida de los HMO, después del efecto prebiótico, es evitar la adhesión de los microorganismos patógenos a las células de la pared del intestino. La presencia de estas estructuras en la leche materna implica una doble función defensiva: bloquean los receptores para los gérmenes nocivos y crean un medio que dificulta su proliferación. Mediante este efecto disminuyen el riesgo de infecciones intestinales, respiratorias y urinarias.

Además, una pequeña cantidad de estos azúcares o de los productos de su metabolismo pasan a la circulación general y favorecen el desarrollo cerebral.

¿Pueden incorporarse HMO a la alimentación de los lactantes?

Los avances biotecnológicos han posibilitado obtener de forma sintética algunos de estos HMO, cuya estructura es químicamente idéntica a la de los que están presentes en la leche materna. También pueden obtenerse a partir de los que están presentes en la leche de otros mamíferos. Su incorporación a los alimentos infantiles, en especial a las fórmulas infantiles, abre una línea de gran interés que busca obtener beneficios similares a los que se obtienen en los niños alimentados al pecho. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha evaluado la seguridad de estos azúcares funcionales, considerados como nuevos ingredientes alimentarios, demostrando su seguridad para el consumo humano en lactantes y en niños pequeños.

madre que alimenta a su hija

¿Cuáles son sus beneficios cuando se incorporan a las fórmulas infantiles?

El primer efecto observado es una composición de la microbiota intestinal con mayor presencia de bifidobacterias y lactobacilos, de forma similar a la de los bebés amamantados. Los niños que reciben una fórmula infantil suplementada con HMO crecen adecuadamente y de una forma similar a los que reciben leche materna.

El efecto principal está relacionado con la inmunidad. Los HMO confieren cierta protección en recién nacidos prematuros frente al desarrollo de enterocolitis necrotizante, una grave afectación intestinal muy relacionada con el contenido microbiano de su tubo digestivo.

Aunque algunos estudios en el laboratorio señalan el posible papel de los HMO en la prevención de las enfermedades alérgicas, hasta la fecha no ha podido demostrarse ese efecto en los estudios clínicos.

Más claro es su papel en la prevención de las infecciones del bebé, basado en sus mecanismos de acción, como hemos señalado con anterioridad. Los HMO ejercen su acción bloqueando a los gérmenes patógenos, evitando que puedan fijarse en la pared interna del intestino (la mucosa). Este efecto antiinfeccioso se manifiesta como un número menor de gastroenteritis agudas, pero también de infecciones respiratorias, fundamentalmente en el primer año de vida. En los estudios realizados en lactantes que consumían una fórmula infantil suplementada con HMO, este efecto se traduce en un menor número días con fiebre y en un menor consumo de antibióticos durante ese primer año.

Este sitio utiliza cookies propias y de terceros. Algunas de las cookies son necesarias para navegar. A su vez, nosotros y nuestros socios utilizamos cookies con fines analíticos y de medición del uso de nuestra web, que nos permite almacenar, acceder y procesar datos personales como su visita en este sitio web.

Para habilitar o limitar categorías de cookies accesorias, haz click en Personalizar la configuración y para obtener más información accede a nuestra Política de Cookies.

Acepta las cookies